Desde hace casi diez años, miembros del Ejército y de la seguridad privada se complementan en las aguas del océano Índico para mantener a salvo de los ataques piratas a los 22 buques bajo bandera española que trabajan en esta zona en busca de atún. El inicio del dispositivo de vigilancia redujo drásticamente la piratería en el área y provocó que los principales focos de esta actividad pasasen a ser en la costa de Nigeria y la República de Indonesia. Ahora, tras varios años de calma tensa, la conflictividad regresa al océano Índico, donde el número de ataques aumentó el año pasado
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