
La huelga de los vigilantes privados llevó el caos al aeropuerto de Barcelona el pasado verano. Los paros de los empleados del grupo Eulen, adjudicatario de los servicios de inspección de pasajeros de El Prat, provocaron largas colas de pasajeros en los controles. El Gobierno reaccionó trasladando a la Guardia Civil para hacer labores de apoyo e imponiendo un laudo que mejoró las condiciones laborales de los vigilantes y sirvió para reforzar la plantilla.
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