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domingo, 15 de julio de 2018

En la muerte del obispo Setién

José María Setién, en el Peine de los Vientos, San Sebastián, en 2007.

“Un par de seguratas con pinta de sicarios y talante diplomático resuelven con paciencia una pelea”.

Segurata”, objeta el lector, “no aparece en el diccionario de la RAE, y es una forma despectiva de llamar a un vigilante de seguridad. Y ya compararle con un sicario, que es un asesino a sueldo (del lat. sicarius.1. m. y f. Asesino asalariado.), termina de rematar lo que para mí es un desprecio”.

Leer mas en la fuente: elpais.com

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