sábado, 19 de agosto de 2017

VALOR SINDICAL- TOTSSOMBARCELONA



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Consternación, dolor y solidaridad son los sentimientos que nos invaden en el día de hoy. El terrorismo ha vuelto a golpear a nuestros ciudadanos y ciudadanas de una manera despiadada y brutal en las calles de Barcelona y de Cambrils. Una acción cruel que ha segado la vida de personas inocentes, incluidos niños, y ha desgarrado el corazón de la ciudad trabajadora y abierta de Barcelona -en la que precisamente un grupo de trabajadores fundaron la UGT hace 129 años-, y que demuestra la absoluta sinrazón de los autores. Esta barbarie se ha cebado en un paseo que paradójicamente simboliza las clases y luchas populares, la libertad, el mestizaje, la paz, barbarie que no tiene cabida en el mundo justo y libre que día a día nos esforzamos en construir.
Este Sindicato, como siempre en este tipo de situaciones, está a al lado de las víctimas y a disposición de la sociedad y sus instituciones. Todos los afiliados y afiliadas de UGT hoy se sienten barceloneses y están al lado de nuestros hermanos y hermanas de Barcelona para seguir defendiendo la paz, la democracia y la tolerancia como los mejores antídotos contra la tiranía del odio terrorista. Por eso vamos a salir a las calles, con pesar, pero también con firmeza y decisión, para decir que condenamos enérgicamente este brutal y cobarde atentado, al tiempo que expresamos nuestro pesar y trasladamos nuestra su solidaridad y afecto a las familias y amigos de las víctimas, así como todo su apoyo y aliento a todos los que participan en las tareas de emergencia y seguridad y a los ciudadanos y ciudadanas de Barcelona.
La fortaleza de la democracia es una cuestión básica para salvaguardar la libertad y los valores que son los pilares de nuestra convivencia y nuestra forma de vida, y lo tenemos que demostrar con claridad y sin miedo en las calles nuestra repulsa y nuestra solidaridad. Por eso hacemos un llamamiento a todos los trabajadores y trabajadoras para que hoy, viernes 18 de agosto, a las 12:00 horas, se concentren en las puertas de sus centros de trabajo y muestren con un minuto de silencio su solidaridad con las víctimas y su compromiso con la paz, la justicia, la tolerancia y la democracia, señas de identidad de la clase trabajadora, y hacemos un llamamiento a nuestros afiliadas y afiliados y a toda la ciudadanía a que acudan y participen en los actos que se convoquen en las distintas localidades de España.
Y en estos momentos de dolor, tenemos que tener un reconocimiento y una muestra de afecto y ánimo a todos los trabajadores y trabajadoras de los cuerpos y fuerzas de seguridad, servicios sociosanitarios, transporte, etc… que, de manera ejemplar en unos momentos especialmente difíciles y dramáticos, han atendido con profesionalidad y cuidado a las víctimas del cruel atentado, y se han volcado y lo siguen haciendo en el esclarecimiento de los hechos, la persecución de los culpables y su puesta a disposición de la Justicia.
Lamentablemente, tenemos mucha experiencia en sufrir el dolor de las acciones terroristas. Hoy, como en todas las ocasiones anteriores, no nos van a amedrentar y vamos a luchar contra esa barbarie desde la unidad, la solidaridad y la firmeza de nuestra democracia y nuestros valores.
PD: No me gustaría dejar de pasar el momento para hacer un homenaje a las víctimas de los atentados y al conjunto del oueblo barcelonés, recordando en el aniversario de su fusilamiento, un poema de Federico García Lorca:
La calle más alegre del mundo, la calle donde viven juntas a la vez las cuatro estaciones del año, la única calle de la tierra que yo desearía que no se acabara nunca, rica en sonidos, abundante de brisas, hermosa de encuentros, antigua de sangre: Rambla de Barcelona.
PD 2: Alocución a las floristas de la rambla de Barcelona:
Señoras y señores:
Esta noche, mi hija más pequeña y querida, Rosita la soltera, señorita Rosita, Doña Rosita, sobre el mármol y entre cipreses Doña Rosa, ha querido trabajar para las simpáticas floristas de la Rambla, y soy yo quien tiene el honor de dedicar la fiesta a estas mujeres de risa franca y manos mojadas, donde tiembla de cuando en cuando el diminuto rubí causado por la espina…
La rosa mudable, encerrada en la melancolía del Carmen granadino, ha querido agitarse en su rama al borde del estanque para que la vean las flores de la calle más alegre del mundo, la calle donde viven juntas a la vez las cuatro estaciones del año, la única calle de la tierra que yo desearía que no se acabara nunca, rica en sonidos, abundante de brisas, hermosa de encuentros, antigua de sangre: Rambla de Barcelona.
Como una balanza, la Rambla tiene su fiel y su equilibrio en el mercado de las flores donde la ciudad acude para cantar bautizos y bodas sobre ramos frescos de esperanza y donde acude agitando lágrimas y cintas en las coronas para sus muertos.
Estos puestos de alegría entre los árboles ciudadanos son el regalo del ramblista y su recreo y aunque de noche aparezcan solos, casi como catafalcos de hierro, tienen un aire señor y delicado que parece decir al noctámbulo:
“Levántate mañana para vernos, nosotros somos el día.”
Nadie que visite Barcelona puede olvidar esta calle que las flores convierten en insospechado invernadero, ni dejarse de sorprender por la locura mozartiana de estos pájaros, que, si bien se vengan a veces del transeúnte de modo un poquito incorrecto, dan en cambio a la Rambla un aire acribillado de plata y hacen caer sobre sus amigos una lluvia adormecedora de invisibles lentejuelas que colman nuestro corazón.
Se dice, y es verdad, que ningún barcelonés puede dormir tranquilo si no ha paseado por la Rambla por lo menos una vez, y a mí me ocurre otro tanto estos días que vivo en vuestra hermosísima ciudad.
Toda la esencia de la gran Barcelona, de la perenne, la insobornable, está en esta calle que tiene un ala gótica donde se oyen fuentes romanas y laúdes del quince y otra ala abigarrada, cruel, increíble, donde se oyen los acordeones de todos los marineros del mundo y hay un vuelo nocturno de labios pintados y carcajadas al amanecer.
Yo también tengo que pasar todos los días por esta calle para aprender de ella cómo puede persistir el espíritu propio de una ciudad.
Amigas floristas, con el cariño con que os saludo bajo los árboles, como transeúnte desconocido, os saludo esta noche aquí como poeta, y os ofrezco, con franco ademán andaluz, esta rosa de pena y palabras: es la granadina Rosita la soltera.
Salud. Federico García Lorca.

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